“terapia de arte“ – pensaba: “ay mi madre, la última vez que hice “arte” tenía 16 años y fue en el instituto.... ¿que tengo por delante?” Y el asunto era solo echar un vistazo a mi mundillo interior, sin más.
Lo primero es que, aquí, la expresión “arte” se refiere a la expresión por formas y colores, ni más ni menos. Donde tú, Bettina, conseguiste de una manera muy sencilla y comprensiva que use símbolos y estructuras cada vez más generosas e intensas en lugar de minimalistas, ¡y todo perdiendo el miedo a esta forma de expresión!
En el proceso salió a la luz que mi vida no era precisamente un plato de gusto, y recreamos poco a poco mi vida entera en formas y colores. Y es que, unos pocos dibujos expresan bastante más que una biografía en la que hay que comerse centenas de páginas leyendo.
Esta mirada retrospectiva podía interrumpirse en cualquier momento por “urgencias agudas”. Pues en cada momento que que algo o alguien amenazaba con romper mi fina capa protectora cambiaste el plan general, te amoldaste sin duda ninguna a la nueva situación y me ayudaste en todas las ocasiones, ¡pero todas!
Desde hace dos años, esta terapia es parte de mi vida. He aprendido un montón sobre mi, mi manera de pensar y de actuar. Viene fenomenal y me abre el horizonte – y si algún día algo amenaza mi paz interior, ¡sé lo que hay que hacer!
¡Gracias, Bettina! Esto es la suma de todo lo que he vivido contigo – sabiendo que siempre puedo acudir a ti en caso de emergencia. ¡y esto es un pedazo de buena sensación!
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