Nosotros como hombres tenemos nuestra historia muy propia...
Una historia que nos marca, que controla nuestra conducta y nuestras reacciones en situaciones concretas, que arregla nuestras relaciones con otros....
Una historia que determina nuestra satisfacción y nuestra felicidad.
Salvo que no ocurra algún incidente imprevisto, por lo general logramos adecuarnos a nuestra historia.
Y si algo no esta rodando bien, es facil diagnosticarnos y clasificarnos mediante nuestros síntomas y - con suerte - readaptarnos a la realidad cotidiana.
Queda expuesta nuestra historia personal que nos hace únicos. Somos reducidos a unos síntomas y tenemos que compartir esta etiqueta con otros 'portadores' - quedamos cualquieres, hemos perdido nuestra individualidad.
¡Abandona el cajón - encuentra las raices de los síntomas!
Cuando pintamos o creamos, nos ponemos en viaje al inconsciente.
Cada toque, cada forma, cada color forma expresión de nuestros sentimientos, sueños y anhelos muy propios, significa una oportunidad de encontrar nuestros conflictos interiores, vulneraciones o cicatríces anteriores y recuerdos perdidos.
De este modo, una combinación de trabajo creativo y de consultas intensas puede ayudarnos reconocer lo que tortura nuestra alma y lo que nos hace enfermo.
Por otro lado, el trabajo creativo puede servir para resolver nuestros conflictos antiguos o nuevos, desarrollar estrategías de conducta o indicar soluciones en situaciones difíciles.
En mi consulta terapéutica aprovecho estas oportunidades al máximo.
Según las demandas individuales de la situación, la terapia puede ser más reveladora / psicoanalítica o más bien conductual. Además es posible que el enfoque terapéutico cambia de una forma a otra durante las diferentes fases del proceso.
El cliente en lugar central de la terapia.
Sus necesidades y su historia individual determinan el enfoque y la evolución de la terapia.
No hay una terapia 'típica' - cada cliente experimenta un proceso individual adaptado a su situación específica en el que se acerca a sí mismo.
Una terapia tiene que desarrollarse en cooperación con el cliente. Tiene que ser viva y adaptarse a los acontecimientos actuales con flexibilidad. Tiene que acoger, apoyar y acompañar al cliente - y soltarle en el momento adecuado...
Terapia no debe sustituir a la vida.
Puede acompañarnos un poco en nuestro camino, puede ayudarnos reconocer las raices de nuestros problemas, desarrollar estrategías de conducta o indicar posibilidades de solución - pero
en un momento adecuado del proceso es hora de abandonar el espacio protegido de terapia y enfrentarse a la vida real.
Para las terapias intensas durante las vacaciones, mi vida en una isla contribuye a adentrarse profundamente en el proceso y asimismo facilita el acto importante y necesario del desasimiento.
¿Cuándo terapia puede ayudarme?
Análisis de la situación
Hay situaciones vidales en las cuales no sabemos que hacer. Por ejemplo una crisis de sentido o de vida, una separación o una pérdida o un reinicio profesional.